Construido sobre unas cavernas del siglo XVII excavadas en la ladera, el Canaves Oia Hotel derrocha lujo y elegancia por todos lados, desde la discreta entrada hasta las fachadas impecablemente encaladas y los prístinos interiores. La impecable área de recepción, en blanco de zinc, está amueblada con muebles contemporáneos minimalistas, tiene pisos de mármol pulido y el ambiente es muy elegante, lujoso y exclusivo. Las áreas públicas están reducidas al mínimo... el servicio es muy personalizado y te sirven en la habitación. Como cabría esperar, la clientela se compone mayormente de personas lo suficientemente ricas como para permitirse un alojamiento tan exclusivo (millonarios y celebridades), así como parejas de luna de miel que derrochan su dinero para gozar de una irrepetible escapada romántica.

El Canaves Oia Hotel se encuentra en lo alto de la empinada ladera del Oia, con impresionantes vistas al mar Egeo, en el extremo noroeste de la isla de Santorini. La entrada está ubicada justo al lado de la calle, lo que significa que hay relativamente pocas escaleras, algo inusual en los hoteles de esta zona. Hay un par de playas cercanas, la de Ammoudi, muy bonita, a unos 20 minutos a pie, y la menos atractiva de Baxedes, a 1,6 kilómetros de distancia, aproximadamente. El vuelo a la isla tarda 45 minutos desde Atenas y el aeropuerto de Santorini está a 19 kilómetros en coche del hotel.

Las "suites" tienen un acabado impecable, con una decoración fresca y minimalista, los pisos son de mármol pulido y hay una mezcla de muebles de madera tallada contemporáneos y tradicionales. Todas tienen una zona de terraza privada con asientos, tumbonas y vistas impresionantes al mar Egeo. Ofrecen todos los servicios exclusivos esperados, incluyendo grandes televisores de pantalla plana y conexión inalámbrica a Internet, mientras que los amplios baños cuentan con batas de baño y artículos de tocador de lujo; sin embargo, no todos tienen bañera.

La piscina en forma de L del hotel es una de las más grandes que encontrarás en la zona (aunque tampoco es enorme) y una parte de ella está bajo el hotel. La terraza junto a la piscina tiene tumbonas con vistas al impresionante panorama y también un bar y un restaurante. También hay disponibles cenas privadas en el restaurante Petra Gourmet, que solo tiene tres mesas. También hay una excelente bodega de vinos en las instalaciones, con catas de vino regulares. Hay una gran variedad de tratamientos termales disponibles en la habitación y los que quieran derrochar, podrán disfrutar de la experiencia de navegar de modo privado en un yate.